
En los prados cercanos a los acantilados se movian

fauna propia de estos lugares costeros. El Halcon peregrino fue tambien nuestro acompañante en los acantilados que utilizamos como mirador, siendo esta rapaz un oportunista a la caza de aves entrando en migracion por el mar.
Los siguientes cuatro dias visitamos la montaña asturiana que a pesar de lo humanizada que se encuentra no deja de sorprender esos paisajes hinospitos rodeados de bosques de robles y hayas
mostrando un aspecto salvaje. Fue el Concejo del Narcea donde recorrimos varios bosques en busca del gran plantigrado como es el oso cantabrico, sin
suerte finalmente, a pesar que insistimos varios dias.

tan maravillosa arrancando el vuelo entre la hojarasca
del bosque, realmente ese momento se nos quedará en
la memoria. La satisfación de poder constatar su presencia todavia en la cordillera cantabrica es de un valor incalculable, aunque el mayor temor es que puedan ser individuos aislados.
Otras especies que pudimos disfrutar en estas montañas fueron, mirlos acuaticos, zorzales comunes, alirrojos y reales, camachuelos comunes,
aguilas reales, carboneros palustres, pito negro (oido)
mosquiteros comunes, reyezuelos listados, herrerillos
capuchinos, etc. ademas muy numerosos los rebaños
de rebecos, un zorrete, etc.
Resaltar tambien la enorme riqueza de estos bosques donde se conjugan arboles y arbustos tan singulares y bellos como robles melojos, hayas, abedules, acebales, ademas de helechales tan maravillosos donde alcanzan sus mayores exponentes en el bosque de Muniellos.
Resaltar tambien la gran nevada que nos cayó en el camino de vuelta al salir del Pricipado, dejando paisajes bellisimos.

En resumen una semana realmente maravillosa en compañia de los amigos y disfrutando como siempre tambien de la gastronomia asturiana con sus riquisimos fabes, quesos, postres, etc.
Estuve acompañado de buenos amigos como Andrés Serrano, Paco Rios, Juan Oñate, Pepe Herrera, Blas Lopez y Antonio Palomo.